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Makuragaeshi-watermark

El Makuragaeshi tiene una función muy concreta: cambiar de posición la almohada cuando dormimos. Parece un hecho de lo más gracioso y anecdótico, pero nada más lejos de la realidad. Como ocurre con muchos de los yokais japoneses, la leyenda varía dependiendo de la zona donde se cuente, pero en general este yokai es un símbolo de mal augurio.

En la actualidad, cuando nos despertamos con la almohada movida, en el suelo o con la cama desecha, pensamos que hemos dormido tan bien que ni nos hemos enterado de nuestros propios movimientos (aunque si dormís en pareja, el/la del al lado seguro que te los puede explicar con todo lujo de detalles).

En el Japón antiguo, estos movimientos nocturnos se atribuían al Makuragaeshi. En aquella época, el sueño tenía propiedades sobrenaturales, siendo un momento en el que el alma se separaba del cuerpo, y la almohada, muchas veces de madera, se consideraba el objeto que unía ambos mundos.

Pero era aún peor si el Makuragaeshi movía a su víctima durante la noche de tal forma que se despertara mirando al norte, dirección en la que murió Buda y en la que los japoneses enterraban a los muertos. Por ello, aún en la actualidad no es bueno dormir con la cabeza en esa dirección, pues es símbolo de mal augurio y muerte.

En otras zonas, al Makuragaeshi se le considera un yokai “gamberro”, el cual entra en las casas por las noches para mover las almohadas, siendo sus favoritas las de los niños, los únicos que pueden verlo según muchos nipones.

En su interior, este yokai posee una cavidad para almacenar las almas robadas a los niños en sus excursiones nocturnas, además de un órgano que fabrica una sustancia que adormece y dos cerebros, uno dedicado a inventar travesuras y el otro capaz de crear una luz que sale por los ojos.

Este yokai generalmente no tiene forma física, pues es un espíritu, pero se le suele representar en ilustraciones como una mujer, un ciego o un niño.

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