Según el folklore, un gato doméstico puede convertirse en un bakeneko si ha vivido 100 años, si ha adquirido un kan (3.75 kilogramos) de peso o si se le permite tener una cola larga. En el último caso, su cola se bifurcará y entonces se llamará nekomata (猫又), literalmente gato bifurcado. Un gato también podía ser considerado un bakeneko si se le veía tomando aceite de una lámpara, algo demasiado común porque el aceite de las lámparas era aceite de pescado original.
Hay que destacar, que al Bakeneko, literalmente gato monstruo, se lo considera una entidad maligna, mientras que el Nekomata, por el contrario, es un ser benévolo.
Los Bakeneko poseen la habilidad, como otros yôkais bakemono, de cambiar de forma. A veces se disfrazan de gatos más pequeños y otras, incluso, pueden llegan a adquirir la forma de un ser humano, incluso imitan el comportamiento y las costumbres de los hombres. Pueden llegar a comer cosas que doblan su tamaño, son inmunes a los venenos y son portadores de maldiciones y desgracias. Cuando su poder es suficientemente fuerte son capaces de reanimar cadáveres frescos y usarlos como marionetas.
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